Desde que el COVID-19 llegó para quedarse, hemos reforzado en nuestras medidas la higiene, trabajamos desde casa, evitamos espacios concurridos, nuestras actividades sociales ya no son presenciales e incluso cambiamos nuestros hábitos de consumo. Por citar un ejemplo, el comercio electrónico de alimentos y ropa aumentó 50% y 60 por ciento, respectivamente, en este periodo.
La contingencia sanitaria nos ha dejado lecciones y retos que deberemos enfrentar cuando empiece la nueva normalidad:
- El cuidado de nuestra salud
Antes de la pandemia, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, arrojó que las principales causas de muerte en México -tanto para hombres como para mujeres-, fueron: enfermedades del corazón (149 368), diabetes mellitus (101 257) y tumores malignos (85 754).
En el país, 75.2% de la población tiene obesidad, 8.6 millones viven con diabetes y 15.2 millones tienen hipertensión, según la misma fuente. Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha advertido que la población con estas enfermedades no transmisibles vive en mayor riesgo de enfermar gravemente o morir por la COVID-19.
En muchas empresas, más de 20% de los empleados declaran formar parte de la población vulnerable, además de aquellos que viven con familiares en estas circunstancias. Este dato es relevante, pues hay personas que, a pesar de su condición, deben presentarse en sus centros de trabajo utilizando medios de transporte masivo. Uno de los retos imprescindibles para mejorar la salud de la población es atender todos los factores que influyen en ella, genéticos, sociales, ambientales y económicos.
- Trabajo a distancia
La encuesta telefónica sobre COVID-19 y Mercado Laboral del INEGI, levantada durante la pandemia en abril, señala que 32.9 millones de personas estaban empleadas, de las cuales 23.5% trabajó desde su casa, 30.3% no trabajó las horas habituales, 46.1% disminuyó su ingreso y 21.8% estuvo ausente temporalmente de su trabajo manteniendo un vínculo laboral.
El caso de AXA México, antes de la contingencia, 43% de los empleados trabajaba un día por semana desde casa; durante el confinamiento esta cifra incrementó a casi 100%; y en una encuesta realizada en junio, 98% de los empleados afirmó querer trabajar dos o tres días desde casa en el futuro. En coincidencia, algunos sondeos destacan que más de 60% de los mexicanos prefiere el esquema híbrido de trabajo, es decir, presencial y a distancia. Esta podría llegar a ser la nueva realidad para muchas empresas.
- Protección contra pandemias
Las aseguradoras en los ramos de No-Vida apuntan a cerca de 50 mil millones de dólares (mdd), a nivel mundial. Esta cifra es comparable con los montos pagados para catástrofes naturales, el año pasado. Sin embargo, está por debajo del siniestro más caro en la historia, el huracán Katrina ocurrido en 2005, que representó un costo de 90,000 mdd a las aseguradoras. Los productos más afectados en esa ocasión fueron los seguros de viajes, de crédito, por cancelación de eventos y de responsabilidad civil.
Durante la pandemia por la COVID-19, las aseguradoras en México han cubierto este padecimiento para sus clientes con un seguro de Salud o de Vida. Datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) refieren que al 3 de agosto, las aseguradoras en México atendieron 6,047 casos de asegurados con COVID-19, con un costo total superior a los 2.5 mil millones de pesos. En el caso de seguros de Vida han contabilizado 7,207 casos, con reclamaciones por 1,507 millones de pesos.
En AXA México, desde el inicio de la pandemia, en Gastos Médicos Mayores se han atendido 973 casos positivos de COVID-19, y 603 sospechosos. El costo medio de los casos confirmados fue de más de $545,000 y cerca de $324,000 para los sospechosos. Esta aseguradora ha pagado aproximadamente 489 millones de pesos, para los casos positivos y más de 182 millones para los sospechosos.
Sin duda, esta es una oportunidad para que la industria aseguradora y los gobiernos busquen soluciones similares a las que conocemos para catástrofes naturales, como huracanes o sismos. Por ejemplo, en Europa, AXA propuso crear un esquema público-privado con una participación 50:50. Las primas cobradas por las aseguradoras irían a un fondo para estar disponibles en caso de pandemia y el Estado contribuiría con el mismo importe.
La COVID-19 nos ha dejado grandes aprendizajes y oportunidades, para protegernos mejor y reducir nuestros riesgos de salud y socioeconómicos. Aprender de esta lección será esencial para estar mejor preparados ante futuros retos que pudieran surgir.
Redacción
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