La crisis financiera, económica y de confianza que afecta a todo el mundo se ha traducido en un grave deterioro de la situación económica global, la cual se ha visto caracterizada por la sincronización sin precedentes en el comportamiento de la actividad económica en prácticamente todos los países. En consecuencia, la producción mundial arrojará su peor caída desde la postguerra y el volumen de comercio internacional, por primera vez en 27 años, registrará una disminución. A su vez, los precios de las materias primas, incluido el petróleo y otros hidrocarburos, registran disminuciones significativas respecto a su nivel máximo observado hacia mediados del año pasado, antes del agravamiento de la crisis global.
Como resultado de este entorno desfavorable, la economía mexicana se ha visto impactada significativamente, lo que a su vez también ha influenciado negativamente a las finanzas públicas en nuestro país. La afectación a las finanzas públicas proviene básicamente de dos fuentes: la desaceleración de la actividad económica se traduce en menores ingresos no petroleros, mientras que un precio del petróleo más bajo, junto con un menor volumen de producción del crudo, significa menores ingresos petroleros.
En este sentido, se estima que para el cierre de 2009 los ingresos presupuestarios sean menores en 480.1 mil millones de pesos respecto a la Ley de Ingresos para 2009, resultado de una disminución de 211.5 mil millones de pesos en los ingresos petroleros y de 268.6 mil millones de pesos en los ingresos no petroleros. Considerando una reducción del gasto no programable por 59.1 mil millones de pesos, se tiene que la brecha fiscal neta es de 421.0 mil millones de pesos para el cierre de este año.
Con el propósito de cerrar dicha brecha y cumplir con el objetivo de balance presupuestario establecido en la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, el Gobierno Federal cuenta con varias fuentes de ingresos no recurrentes que totalizan 336 mil millones de pesos: 100.0 mil millones de pesos por las coberturas petroleras adquiridas en 2008 para blindar el precio del petróleo en 2009; 95.0 mil millones del remanente de operación del
Banco de México; 92.4 mil millones de pesos que vienen de la utilización de los fondos de estabilización y 48.6 mil millones de pesos de otros ingresos no recurrentes. No obstante lo anterior, se requiere de un ajuste en el gasto programable por 85.0 mil millones de pesos, de los cuales 35.0 mil millones ya se realizaron, por lo que es necesario hacer un ajuste adicional al gasto programable por 50.0 mil millones de pesos. Resulta imprescindible subrayar que estas cifras son estimaciones y que pueden ser sujetas a revisión en la medida que se cuente con más información.
El ajuste requerido en el gasto programable de 2009 por 85.0 mil millones de pesos se compone por una reducción de 78% en el gasto corriente (equivalente a 66.0 mil millones de pesos) y de 22% en el gasto de inversión (19.0 mil millones de pesos). A su vez, la disminución en el gasto corriente proviene de un ajuste por 14.6 mil millones de pesos en gasto administrativo, 15.2 mil millones de pesos en gastos de operación, 20.8 mil millones de pesos en servicios personales y 15.0 mil millones de pesos en subsidios.
Redacción