Roberto Quintero y Pepe Irigoyen guiaron su camino al éxito en la teoría del Océano Azul: en lugar de competir frontalmente contra los líderes del mercado, encuentra ese nicho o área en la que nadie ha entrado, de forma creativa. Aunque parece riesgoso, a los dueños de Cinemagic les funcionó: para el cierre del 2012 ya tenían salas de cine en comunidades pequeñas de varios estados de la República y atendieron a 1.49 millones de clientes en todo el país.