Cuando se habla de espíritu emprendedor, existen diferentes niveles en la intensidad en que se vive, y dependen en mucho de la independencia que el propio emprendedor muestra, su nivel de liderazgo, la innovación que puede aportar, cuánta responsabilidad puede soportar y qué tan creativo puede volverse al ejecutar y hacer evolucionar su plan de negocios.