Las técnicas de meditación oriental o budista, basadas en tomar plena consciencia de los vaivenes de la mente, las sensaciones del cuerpo y los fenómenos del entorno inmediato, al enfocar la atención en la respiración, pueden resultar tan eficaces como los fármacos para la depresión, pero sin sus efectos secundarios.
El empleo de la meditación como terapia antidepresiva no es algo nuevo. En su libro El camino del zen para vencer la depresión, el doctor Philip Martin relaciona las prácticas e ideas básicas del budismo zen con el proceso de curar la depresión.
Para Martin, quien ha trabajado durante muchos años como psiquiatra social en el departamento de servicios comunitarios del condado de Washington, en Minnesota, la depresión “no es sólo una enfermedad del cuerpo y la mente, sino también del corazón”, y nos conduce a través de sus realidades, de los miedos y dudas intrínsecas a dicha condición.
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