Cuando somos pequeños se nos anima a imaginar la vida al crecer, desde el trabajo que queremos desempeñar hasta el tipo de auto que queremos conducir, pero con el tiempo esa práctica se pierde y aunque tenemos sueños ya no somos capaces de visualizar un paso a paso.
Por supuesto cuando somos mayores entendemos que hay muchos elementos que no podemos controlar y que cambian nuestros planes, sin embargo, un proyecto de vida es un una herramienta que busca orientar nuestro crecimiento personal, la Secretaría de Educación Pública, señala que a través de esta es posible identificar las metas que queremos lograr así como las capacidades necesarias para alcanzarlas, “evita la dispersión, el desperdicio de tiempo y de nuestras propias habilidades”.
Sin importar en qué momento de tu vida te encuentres puedes formular un plan para tener clara la estrategia a seguir en adelante.
Basta con que hagas una lista donde incluyas todos los planes que deseas cumplir, tomando en cuenta los diferentes ámbitos de tu vida. Por supuesto debes ser honesto y realista pues más allá de colocar sueños como comprar una enorme mansión o querer tener una fórmula para el éxito, más bien se trata de tener una herramienta que facilite la toma de decisiones.
“Cuando se tiene claro el qué quiero y el cómo lo voy a obtener, es más sencillo retomar el rumbo cuando se presentan dificultades u obstáculos, o bien cuando las actividades y responsabilidades diarias nos impidan ver y trabajar por aquello que deseamos”, señala la SEP.
Entre las ventajas que conseguirás de este análisis están:
– Un mejor aprovechamiento de tus habilidades y tiempo.
– Evitar conflictos o vacíos existenciales por no saber qué es lo que se quiere.
-Favorece el autoconocimiento y la autoestima.
-Tener una visión positiva respecto al futuro.
– Ayuda a tomar decisiones mejor informadas y menos impulsivas.
Ariadna Cruz
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