La situación económica actual coloca a la industria aseguradora y afianzadora ante retos importantes por afrontar en el futuro inmediato. Sin ir más lejos, en nuestro país es apremiante que el sector asegurador y afianzador considere y asuma los desafíos del negocio para conseguir la mejor posición en el escenario que se avecina. Por un lado, está adoptar las nuevas regulaciones; por otro, se encuentra hacer frente a la competencia y al entorno mundial y, finalmente, lograr la constante meta perseguida: acrecentar su participación en el mercado y con ésta, incrementar su rentabilidad.
No es para menos que aunque todavía no ha sido aprobado el proyecto de reforma a la Ley de Instituciones de Seguros y Fianzas, que incluye requerimientos del régimen denominado Solvencia II, algunas aseguradoras y afianzadoras consideren temprana su aplicación a partir del 2012. Lo que busca la regulación es que las empresas de seguros y fianzas determinen su capital de solvencia de acuerdo al monto de los riesgos tomados, que fortalezcan su Gobierno corporativo y su ambiente de Control interno. En consecuencia, deberán integrar y cambiar los sistemas tecnológicos que manejan actualmente, además de añadir herramientas para cumplir con los nuevos requerimientos.
Si bien el sector asegurador y afianzador y la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) trabajan incansables en los patrones que se deben implementar para el control de los riesgos de estas compañías, saben que la implementación de esta reforma significa un reto muy complejo de cumplir.
Ante este panorama, Deloitte México llevó a cabo el “Foro sobre Tendencias del Sector Asegurador y Afianzador”, en el que Joseph Guastella, Líder mundial del sector Seguros de Deloitte, señaló: “Las compañías aseguradoras en el mundo están reorganizando su estrategia de negocios para adecuarse a la recuperación económica. Al mismo tiempo, los reguladores están agilizando sus procesos de aplicación de mayores marcos de control de riesgos. Es imperativo que se logren analizar a profundidad, por ambas partes, las implicaciones del modelo en la etapa previa a su entrada en vigor; de lo contrario, puede existir una sobrecarga de trabajo sin resultados positivos para el sector a nivel global”.
Las aseguradoras tienen que evaluar sus propios riesgos y determinar si requerirán más capital del que tienen ahora. El reto es prepararse para asumir estos nuevos requerimientos regulatorios, lo cual podría derivar en cambios de operación, una mejor administración integral de riesgos y en una posible reconfiguración del sector.
Asimismo, Javier Vázquez, Socio líder del sector Asegurador en Deloitte México aseguró: “Fortalecer la administración integral de riesgos, el gobierno corporativo y el control interno son actividades fundamentales para hacer frente a la regulación.”
Con la entrada en vigor del actual proyecto de reforma de Ley, las compañías aseguradoras, afianzadoras y los reguladores en México requieren lograr acuerdos para su aplicación considerando no sólo la complejidad del régimen, sino la actual capacidad operativa de las instituciones y los recursos disponibles para su implementación al interior de las compañías.
Es importante señalar que las aseguradoras y afianzadoras que cuenten con un sistema de administración integral de riesgos y de control interno más estricto, robusto y efectivo tendrán una ventaja competitiva en el mercado. Esta es una experiencia derivada de la última crisis financiera mundial, en donde compañías con débiles ambientes de control interno y de administración integral de riesgos sucumbieron, mientras las mejor administradas se posicionaron como líderes.
“Es crítico que las aseguradoras y afianzadoras comiencen a trabajar en estos aspectos, realicen acercamientos con las autoridades y logren acuerdos mutuos en beneficio del crecimiento del sector asegurador y afianzador, de sus empresas y del sector financiero del país”, concluyó Javier Vázquez de Deloitte México.