La Fundación Sembrando Trabajo junto con su central Fundación para el Desarrollo Rural de Morelos y el apoyo del Gobierno del estado, anunciaron el lanzamiento del “Programa para el Fortalecimiento de la Producción de Amaranto en el estado de Morelos”.
Después de un estudio realizado detectaron un gran potencial en el cultivo de amaranto en ese estado, por lo que se decidió implementar un proyecto fértil que beneficiara a las familias campesinas de los municipios de Temoac, Tetela del Volcán y Zacualpan de Amilpas, cuyo componente principal es el programa de Educación Social Básica.
Aunque el amaranto no ocupa un lugar en los productos básicos del sector agropecuario mexicano como el maíz, trigo, soya, arroz o fríjol, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO (Food and Agriculture Organization, por sus siglas en Inglés), lo cataloga como el cultivo con la misma cantidad de nutrientes que la soya y capacidad productiva que podría aprovecharse en México, según información de la Asociación Mexicana del Amaranto.
En Morelos el cultivo del amaranto tiene una gran tradición y es utilizado como recurso alimentario, particularmente en el municipio de Temoac, localizado en la región oriente de la entidad. Cifras de la Sagarpa detallan que el rendimiento promedio del amaranto es de 1.80 toneladas por hectárea, esto es mejor que el fríjol que ofrece 0.7 toneladas por hectárea, o la soya, con 1.5, según datos del Informe de Gobierno. El 51% de este cultivo se obtiene en Puebla, el 22% en Morelos y el resto en Tlaxcala, DF, Estado de México y Guanajuato.
“En promedio se destinan 3 mil hectáreas a la producción de esta planta que requiere más cuidados que la producción de maíz o sorgo, ya que la sequía o el exceso de humedad pueden dañarla”, explica Citlali Fuentes, Directora de Proyectos de la Fundación. “La mayoría de los agricultores continúa produciendo cultivos tradicionales con técnicas que no les permiten tener excedentes comercializables, lo que los hace altamente vulnerables y dependientes de recursos gubernamentales. Aunado a esto, la dinámica social y política, en la que han estado inmersos los productores del campo, los ha vuelto pasivos y sin visión de largo plazo, lo que implica un círculo de pobreza muy difícil de superar”.
Este proyecto pretende que, a través de la organización, la asistencia técnica, capacitación, la implementación de parcelas demostrativas, la identificación de la cadena productiva de los productores con consumidores regionales de amaranto y la implementación del Programa de Educación Social Básica diseñado por la Fundación, 60 agricultores de bajos ingresos den los primeros pasos para llegar a lograr la conformación organizativa y encontrar en el amaranto una actividad económica que incremente sus ingresos y mejore la calidad de vida de sus familias.
Redacción