Dicen que Roma no se hizo en un día, y por supuesto que no fue construida por una sola persona, se requirió del esfuerzo y la tenacidad de todo un pueblo para lograrlo, así como de la asesoría de los expertos que eran poseedores del conocimiento y sabían cómo hacer las cosas.
Se dice también que nadie nace sabiendo todo, y que a lo largo de la vida, se aprende lo suficiente para subsistir, pero para ello, siempre será necesario contar con el apoyo de alguien, que nos oriente y enseñe el camino a seguir.
El empresario PyME tiene una gran ventaja, nunca está solo y siempre tendrá la oportunidad de consultar a los expertos, a esa persona que le ayude a organizar adecuadamente el negocio, que le diga cómo llevar su contabilidad y el correcto pago de sus contribuciones, aquel que le enseñe las mejores formas de promocionar y vender sus productos, al financiero que le mostrará como maximizar sus recursos, y al abogado que lo asesore con sus asuntos legales, en fin, es un abanico muy grande de conocimientos ya probados, que siempre estarán disponibles.
Una PyME no se construye sola, es el esfuerzo conjunto de muchas personas que trabajan día a día en la operación y en la administración, es el resultado de una serie de estrategias y decisiones que bien podrían estar respaldadas por el consejo, el análisis y el diagnóstico oportuno de personas experimentadas, que poseen las habilidades y herramientas necesarias para ayudar al empresario a lograr los objetivos y metas establecidas.
El consultor debe ser visto como un asesor de negocios, es el facilitador de conocimientos, experiencias y estrategias que, adecuadas a la PyME, la pueden llevar a un sano crecimiento y desarrollo, a posicionarla y consolidarla en el mercado, lograr su permanencia, y que al hacerlo cumpla con su fin social, y pueda contribuir a la estabilidad de la economía.
Es lógico que el conocimiento del consultor cuesta, y para muchos es considerado caro, al grado de llegar a pensar que es un “gasto” innecesario que bien se puede evitar, sin embargo se debe considerar y analizar ampliamente, el costo – beneficio que se puede lograr con el apoyo de una consultoría, y ésta se debe entender como una “inversión” al negocio, que se debe recuperar y que debe generar ganancias.
Aunque existen muchas consultorías, de todos tamaños y costos, existen también Universidades, Instituciones y Entidades Gubernamentales, que apoyan con incubadoras de negocios, cursos, foros, y asesorías, que por lo general son gratuitos, y a los que se puede acudir con la confianza de que hay expertos, que siempre estarán en posibilidades de ayudar al empresario que quiera lograr amplios beneficios con el uso de la consultoría.
Mtro. Angel Méndez Mercado
Profesor de la Facultad de Negocios, Universidad La Salle
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