Una de las principales amenazas para los negocios familiares surge tras el fallecimiento de su fundador, ya que son pocos los empresarios quienes llevan a cabo un proceso de sucesión mediante el cual se elija clara y legalmente al heredero de la compañía. Así, padres, hijos y cónyuges terminan enfrascándose en una serie de conflictos que por lo general determinan el cierre de la empresa.