Es irónica la forma en la que la cultura laboral es concebida hoy en día. El núcleo de este concepto se refiere a una ideología que implique bienestar y progreso personal en el marco de un ambiente de trabajo colaborativo y armónico. Sin embargo, en estos tiempos de presión extrema y obsesión por los resultados, las cabezas organizacionales han deformado el significado de éste ideal para promover un esquema en donde lo más importante (si no es que lo único) es el alcanzar los objetivos organizacionales establecidos por los altos mandos de la manera más eficiente posible. Esto es, manteniendo el uso de recursos al máximo nivel de ahorro posible esperando lograr obtener los márgenes de utilidad más elevados.