Si conseguir nuestros objetivos fuera fácil, la historia de la humanidad sería la narración de un cúmulo de éxitos, pero resulta que no es así, y que el camino hacia cualquier meta significativa está sembrado de obstáculos. Por eso para alcanzar un logro es necesario sacudirse de encima esa ley de la física presente en la naturaleza y en la vida -la entropía- que explica nuestra tendencia natural hacia el desorden y el caos. La única fórmula conocida hasta el momento para eso se llama motivación, aunque los elementos que la integran adquieren distinto valor en función de quién los utilice.