En la fase de la sociedad del conocimiento, lo que los países requieren es talento, cuya formación profesional sea sólida, fuera del enfoque escolarizado, estructurado que destaque, exalté virtudes, valores y competencias, que a la persona le hace un ser integral, que le apoyen en su desarrollo, evolución y transformación, en la nueva sociedad, en la cual su fortaleza no sea rebasada por el tener.