Luis Alfonso Ayala Ángeles es un inventor discreto. Su cuarto de trabajo está blindado de los ojos de cualquiera. Por una ventana alta y estrecha se asoman las copas de los árboles del ITESO. Las paredes están limpias de títulos y diplomas, y en su mesa de trabajo recicló la foto de su esposa. A su alrededor sólo hay cables, herramientas, aparatos y el ruido de un ventilador