David Anguiano siempre deseó convertirse en un hombre productivo, con un trabajo donde pudiera demostrar las habilidades obtenidas durante años dedicados al estudio. Sin embargo, cuando llegó la hora de solicitar empleo, nadie pudo mirar más allá del Síndrome de Dawn que padece y le cerraron las puertas. Fue entonces que su familia decidió abrir la que hoy se ha convertido en una exitosa empresa, dedicada a la fabricación de piñatas por jóvenes con alguna deficiencia mental.