Tuve la oportunidad de escuchar una ponencia del Dr. Juan Ramón de la Fuente y el orgullo de entrevistarlo presencialmente al término de la misma en el marco de uno de los eventos que organizamos en HHConsultores para uno de nuestros principales clientes.
Hasta antes de su plática, yo me sentía orgulloso, satisfecho, pero sobre todo tranquilo de mi proveeduría como padre. “La mejor herencia que puedes dejar a tus hijos es la educación” dicho coloquial frecuente en toda reunión de Padres de Familia (sobre todo cuando en los pasillos se hacen números respecto al costo de las colegiaturas). Los padres (al menos los de ahora) enfocamos gran parte de nuestro ingreso en ofrecer a nuestros hijos condiciones académicas competitivas. Y es en ese sentido en el que yo me sentía orgulloso, satisfecho, pero sobre todo tranquilo.
La entrevista con el Dr. De La Fuente no me quitó lo orgulloso, pero sí lo satisfecho y por mucho… lo tranquilo. Resulta ser que –según datos compartidos por él– los niveles de competitividad del mundo globalizado al que nos estamos enfrentando hoy, no tienen nada que ver con la exigencia que habrá dentro de apenas 15 años.
En mi generación la gente “terminaba” su carrera en la licenciatura, y la competitividad era elevada: Por cada 100 estudiantes que iniciaban la preparatoria terminaban 22, y de cada 100 que iniciaban la licenciatura 8 la terminaban. Había unos cuantos locos por generación que empezaban alguna maestría inmediatamente, pero en general el grado de “maestro” implicaba al menos una generación de diferencia, porque cualquier persona con doctorado se situaba en la generación de nuestros padres, o abuelos.
Hoy los muchachos plantean como el final de su carrera su primera Maestría terminada, y los datos de deserción no son tan distintos a los de mi generación, pero con dos años más de estudio. Y es que para competir por un buen puesto ya no te alcanza la licenciatura. Hay tanta gente buscando la oportunidad (oferta y demanda), que el perfil sube automáticamente. No sólo hace falta terminar una maestría, sino desarrollar el talento de integrar exitosamente el conocimiento académico a la vida productiva…
¿Cuántos muchachos se convierten en talento bajo estas premisas? De 6600 que inician la prepa, 24 terminan la licenciatura e inician la maestría, y tal ves 3 se gradúen, pero de cada 3 graduados sólo uno será capaz aterrizar su conocimiento en el mundo productivo con inmediatez. Los otros dos requerirán de un proceso de varios años para acumular experiencia práctica… Uno de cada 6600 se convierte en talento.
Por eso, el esfuerzo económico en la preparación de mis hijos me hacía sentir cómodo, y mi compromiso de estar junto a ellos todo el tiempo, me hacían suponer que con cierta holgura podría cada uno de ellos convertirse en talento, y ser mejor que 6,600 otros jóvenes haciendo lo que escojan hacer en sus vidas.
Con lo que no contaba y en lo que me hizo reflexionar la experiencia con el Dr. De La Fuente, es que su mundo laboral no será ni de lejos parecido al que vivimos hoy. El modelo académico y la plataforma económica de países en vías de desarrollo como el nuestro plantean una formula tan rezagada, que para que te des una idea por cada talento mexicano países como China logra crear 1300, y la India 1100. Y ya no sumemos los talentos de países desarrollados como Estados Unidos, o la Comunidad Europea.
En 15 años el mundo estará tan globalizado, y habrá tantos talentos disponibles (sin importar su nacionalidad), que no habrá fronteras para colocarlos en puestos estratégicos en las empresas. Será muy común ver directorios multinacionales en las grandes empresas.
Si sumamos los 1300 chinos, los 1100 indios y para resumir otros digamos… 4000 de todas las demás nacionalidades (en un simple estimado), resulta que por cada talento mexicano habrá disponibles 6400 similares en el mundo.
La paz que me daba la formación académica de mis hijos provenía de la lectura de un articulo de productividad que te planteaba: “encuentra algo que te guste hacer en lo que seas mejor que 10,000 y dedícate a ello.”
Para ser competitivos en el 2025, nuestros jóvenes deberán encontrar algo que les guste hacer y que hagan mejor que más de ¡4 millones de personas! El ejecutivo promedio (no el brillante, el promedio) en el 2025 hablará su idioma materno, inglés y chino, y los sobresalientes, otros dos idiomas más.
A pesar de darles a mis hijos mucho más de lo que recibí, me queda claro que apenas y les estoy permitiendo empezar de la misma línea de salida en la que yo empecé. Ya que la mezcla entre el rezago de México y el avance del primer mundo han abierto una brecha gigantesca.
Helios Herrera ha escrito diversos libros y producido audios sobre desarrollo personal, también se ha enfocado a desarrollar con gran éxito conferencias por todo México y ahora EUA. Todo esto y más puede conocerse en www.hhconsultores.com