Cualquier persona que domina el proceso de la venta puede llegar a la independencia incluso siendo dueño de su propio negocio.
Todos los seres humanos generamos hábitos a los que nos acostumbramos, pero para seguir en el proceso de crecimiento siempre se requiere hacer un alto en el camino (cuando menos una vez al año) y ubicar el nivel en que se encuentra, que ha funcionado, que ya no funcionará en lo sucesivo, que se puede repetir y, que hay que dejar de hacer.
El buen vendedor inicia teniendo una gran actitud, confianza en sí mismo, una autoestima alta que le ayude a salir adelante ante la postergación de un sí (lo que comúnmente se conoce como rechazo); esto lo lleva a tener un comportamiento que le apoye a tener y mejorar una o varias técnicas de venta ante los posibles clientes; sí, posibles clientes porque se nos olvida que ellos son personas o empresas que están con nosotros por lo que ofrecemos, el servicio que damos, el precio, etc; y en cualquier momento se pueden ir. Cuando creemos que el cliente “es nuestro”, es muy probable que lo empezamos a perder, la relación con nuestros clientes es como la de una pareja, siempre hay que estar renovando dicha relación y cuidando los detalles.
Hay que romper el paradigma del vendedor que antes de realizar la venta ya se está gastando el dinero producto de la misma y eso provoca en muchas ocasiones pensar solo en lo que él necesita y se le olvida la otra parte, entonces cuando no cierra se enoja mucho y lo toma personal. Un Empresario busca generar una relación a largo plazo donde los detalles son lo más importante así como los requerimientos de sus clientes y eso genera que la venta se produzca casi por añadidura
Un vendedor puede ganar mucho dinero y lo gasta; el empresario siempre está pensando en donde requiere invertir para que su negocio siga creciendo.
Un vendedor puede depender solo del producto de su persona en la venta; un empresario busca varias alternativas para generar la venta (tecnología diversa)
Un vendedor se puede quedar todo el tiempo de auto-empleado y se preocupa solo por la venta; el empresario busca un equilibrio en los diferentes aspectos de un negocio y busca que sus propios clientes y personas que lo rodean (empleados propios, entre otras) lo ayuden a crecer.
Nada de lo escrito arriba quiere decir que sea mejor un empresario que un vendedor, solo son estilos diferentes de ganarse la vida y un vendedor puede ganar más dinero que un empresario y vivir más tranquilo. Lo que pretendo es que cada quién se ubique en el lugar que quiera y pueda elegir desde la parte consciente lo que quiere para su vida futura en éste camino tan hermoso que cruza todo el tiempo por la venta, porque los seres humanos todos los días estamos necesitando de vender y comprar (desde ideas hasta productos).
Edwin Peña Canales, IneUR Incubadora de Empresas