Don Arturo Montiel López debió replantear completamente su proyecto de vida, cuando un accidente le impidió volver a desempeñarse como trabajador de la construcción, perdiendo así la única fuente de sustento para su familia. Mientras se recuperaba, su esposa, Victoria Ramos Coapio, tuvo que emplearse como costurera para hacer frente a los gastos del hogar, hechos que sentaron las bases de su ahora exitosa empresa denominada Confecciones Artur.