El año 2009 fue un año difícil y muchas empresas decidieron postergar su ya postergada renovación de equipos de TI. Otras, con un pensamiento más estratégico, mantuvieron sus planes, ganaron competitividad en un momento crítico y salieron fortalecidas del escenario de crisis y listas para aprovechar las nuevas oportunidades que presentó la recuperación económica. Los líderes del mercado ya han entendido que la inversión en tecnología cuando se aplica bien, genera retornos extraordinarios en un corto período de tiempo.
Deténgase y piense: ¿cuán importante es la tecnología para su negocio? ¿Cuánto se ven facilitadas sus operaciones cuando transporta al ambiente digital tareas que anteriormente necesitarían ser ejecutadas de forma manual por sus empleados? ¿Cuánto tiempo, dinero y papel ahorra usando la tecnología a su favor?
E indirectamente: ¿Cuántas de sus operaciones financieras son ejecutadas por computadoras? ¿Por cuántos sistemas computarizados pasan sus productos antes de llegar a las manos de sus clientes? ¿Cuántos de sus socios de negocios dependen directamente de la tecnología para atender su demanda? ¿Podemos realmente subestimar el poder que las TI tienen para transformar los negocios?
Tecnología, innovación y revolución. Para el tomador de decisiones que concibe a las TI de forma estratégica, estas palabras se están volviendo sinónimos. Esto ocurre porque las TI evolucionan a pasos agigantados y en diversas direcciones al mismo tiempo. Seguir esta evolución está lejos de ser el más simple de los desafíos. Por este motivo, diversas empresas, desde las grandes hasta las pequeñas, en un breve momento pierden competitividad y valiosas oportunidades de mercado.
Tradicionalmente se pensaba a las TI apenas a través del prisma del desempeño: ¿Cuánto más conseguimos producir adoptando las nuevas tecnologías? Sin embargo, los beneficios que las nuevas tecnologías les traen a las empresas hoy en día son mucho más complejos y difíciles de cuantificar. Los cambios son muchas veces sutiles; pero el impacto en los negocios no puede menospreciarse.
Medir y comparar este impacto con la inversión realizada en las soluciones tampoco es una tarea fácil, pues son muchos los puntos a considerar. Las nuevas tecnologías aportan un mayor desempeño a las tareas del día a día y también nos ayudan al abrir las puertas a nuevas formas de trabajo, tales como la virtualización de computadoras y las aplicaciones de cómputo en la nube.
Otro factor altamente importante es el consumo de energía. Una computadora con tres años de uso puede gastar hasta un 90% más de energía que una PC actual con el mismo nivel de desempeño. Multiplique este valor por el tamaño del parque de computadoras de la empresa y los beneficios económicos y sociales se vuelven significativos. La gestión remota también está evolucionando y presenta resultados sólidos en la disminución del tiempo fuera de servicio de las computadoras y en la aplicación de actualizaciones e instalación de nuevas aplicaciones.
Éstos son apenas algunos ejemplos. La realidad es que se está produciendo una verdadera revolución silenciosa dentro de los departamentos de TI de las empresas. Los cambios son discretos y sutiles; pero sus efectos y resultados tienen el poder de transformar el día a día, la eficacia de nuestros negocios e incluso el modo de relacionarnos. Es una revolución basada en la inteligencia, en todos los sentidos: en saber identificar aquellos puntos en los que la tecnología puede ayudar a sus negocios e invertir con inteligencia y pasión por el futuro.
Marcos Fugulin, Gerente de Marketing de Negocios en Intel para América Latina