Rocío Sánchez estudiaba en la universidad cuando tuvo que elegir entre continuar con su carrera como veterinaria o hacerse cargo del negocio que había brindado sustento a ella y a su familia desde que era niña. Su elección marcó un nuevo rumbo en el desarrollo de la Tortillería Lupita, que desde entonces inició un crecimiento exponencial, basado en las alianzas comerciales que su nueva administradora logró cristalizar.