Ya sea por falta de experiencia, emoción o descuido, cuando una persona está por arrancar un negocio, suele cometer errores que desde el inicio podrían establecer las bases de su quiebra, por fortuna, muchas de esas equivocaciones pueden evitarse realizando ciertas acciones.
Una buena estrategia para librarse de fallas es consultar a propietarios de establecimientos afianzados, sobre las enseñanzas que han adquirido en su proceso de consolidación. Para contactarlos se recomienda acudir a reuniones de asociaciones comerciales y hablar con gente que pertenezca a la industria en que se está incorporando.
Es importante decir que, sin importar cuánto se prepare o investigue el empresario, al abrir su negocio cometerá errores, pero evitará graves afectaciones si puede identificarlos. Para ello, a continuación enlistamos los más habituales:
– Constitución demasiado rápida:
Al inaugurar un establecimiento, el primer paso debe ser inscribirlo en la oficina estatal de constitución de sociedades. Con respecto a México, las empresas necesitan obtener su alta en las Secretarías de Hacienda y Relaciones Exteriores, además de otros trámites.
Si bien, la constitución es un paso fundamental para todos los negocios, vale la pena esperar hasta que su idea comercial haya tomado forma antes de invertir en ella, la razón es que probablemente el concepto de la empresa y por lo tanto, su nombre, cambien durante los primeros meses de funcionamiento.
– Falta de investigación de mercado:
Algo que generalmente se omite al iniciar un negocio es analizar el mercado objetivo.
Qué necesitan las personas, a qué hora necesitan los servicios, cuánto están dispuestas a pagar, son datos frecuentemente ignorados por los empresarios; entonces, su establecimiento carece de sólidos fundamentos comerciales.
Para superar esta deficiencia, una opción es preguntar directamente a los clientes qué servicios o productos requieren, sus características, etc.
– Abuso de los servicios de un abogado:
Para que una empresa se ubique en el marco de la ley, lo más recomendable es contratar los servicios de especialistas en la materia, por ejemplo, un abogado. Sin embargo, es importante considerar que los honorarios de este profesional se van consumando con extrema rapidez (ya que generalmente cobran por hora).
Una forma de evitar fugas tan grandes de dinero, es que el empresario aprenda cómo llevar a cabo el papeleo, realizar sus propias investigaciones, escribir sus propios documentos y solicitar la experiencia de un abogado para afinar los detalles.
– Un gasto muy elevado en oficinas y decoraciones:
Es cierto que una oficina equipada con lo mejor de la tecnología genera la sensación de haber hecho realidad el sueño empresarial, pero gastar en máquinas, adornos, muebles y otros materiales que muchas veces resultan innecesarios, ha llegado a provocar la quiebra de muchos comercios incluso antes de despegar.
Karina Hernández Barrera