La oferta de exportación de bienes y servicios en México ha estado liderada por las maquiladoras, las grandes empresas trasnacionales y unas cuantas de capital nacional, pero existen otros nichos de mercado, como son las pequeñas y medianas empresas, que cuentan con un potencial exportador que puede ser aprovechado.
El académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, Joaquín Flores, señaló que las PyMEs que han resistido la competencia iniciada a mediados de los 80 (etapa en que se comenzó a abrir el mercado nacional) tienen posibilidades de incursionar en el comercio exterior, “aquellas que han sido competitivas representan un nicho de oportunidad en el extranjero”, indicó
A su parecer, aunque muchos consideran que las exportaciones no son asunto de las PyMEs, hoy el comercio internacional ya no se registra entre naciones, sino entre empresas, sin embargo es necesario trabajar con el sector para estimularlo, “hoy vemos un intercambio intrafirma y eso deja a algunas compañías pequeñas y medianas con escasa capacidad de maniobrar porque no están en una situación pujante respecto a la exportación, por lo que es necesario investigar y ubicar las fallas para poder impulsar a este sector productivo del país”, aseguró.
En ese sentido invitó a los universitarios y les impuso como reto establecer contacto con estas unidades industriales para favorecer la posibilidad de que salgan del país.
Al presentar la ponencia “La logística del comercio exterior en México”, el profesor explicó que aunque una PyME no puede invertir en publicidad, sí puede participar en encuentros internacionales para dar a conocer su producto y establecer contactos. No obstante, advirtió que le será indispensable establecer una dinámica razonable en el país al que planea llegar y además realizar antes un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas), para aminorar el riesgo de perder su capital y lograr vender su producto.
“En ocasiones, los dueños confían en su instinto y no se ocupan de estos elementos frente a la competencia nacional y extranjera, y en el mercado exterior es fundamental tomar en cuenta el precio, el diseño y la calidad para tener una empresa viable”, dijo Flores.
Agregó que las empresas, principalmente las pequeñas, deben identificar su punto de equilibrio, es decir, el nivel en el que no pierden ni ganan, porque es una referencia muy útil para determinar, a partir de su producción y venta, cuándo empiezan las ganancias, “deben satisfacer al público al que va dirigido el producto. Si cuenta con tres elementos clave: bajo costo, buen diseño y calidad en materiales, la sumatoria define su competitividad”.
Sobre el tema Joaquín Flores informó que en las FES de la UNAM, ya cuentan con material sobre “El contexto del comercio exterior de México: retos y oportunidades en el mercado global”, con el propósito de apoyar a los estudiantes que cursan la licenciatura en comercio exterior nacional. Este texto es una invitación para que se reflexione sobre la importancia de que México logre que sus relaciones comerciales con el exterior contribuyan a mejorar las condiciones internas de ese importante sector.
Recordó que para comprender cómo funcionaba el comercio exterior de México a finales del siglo XX, es necesario ubicarlo en el contexto de la economía y del comercio internacional, y conocer las normas y las teorías en que se apoyan las instituciones para regular esas actividades comerciales.
La publicación incluye una revisión de las principales corrientes teóricas y un análisis del comercio exterior del país a partir de las políticas comerciales que se han instrumentado de 1940 a 2003, así como sus registros en la balanza de pagos. En esta segunda edición, se actualizan las cifras y se incluye un disco compacto para que el lector consulte documentos complementarios a estos temas, concluyó.
Ariadna Cruz
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